Tras dos domingos que dejaron al equipo con el ánimo por el piso, bajoneados, el Violeta llegaba al Club del Pasaje lleno de dudas, lleno de esos males que aparecen cuando las cosas andan mal. Pero esta vez, el equipo enterró todo con una sufrida y soberbia victoria ante un Pompeya Fútbol que venía invicto y mostrando buen nivel.
El Partido:
La formación inicial tuvo a Paradela en el arco, Ferrentino y Otero en el fondo, Acebey en el medio y Aleidín arriba. En el banco esperaban Camblor, Perez Leiva y Rabachini.
Nada menos que en la Cancha 1 se situaba el encuentro. Todos iban a estar pendientes, aunque sea de reojo, de lo que pasara en la cancha central del complejo. Para colmo, el rival había llevado muchos espectadores, con lo cual la parada tomaba un tono más bravo. En los primeros minutos, la formación titular, con posiciones distintas, no hacía pie. Acebey no terminaba de afianzarse en el medio, y junto con Ferrentino y Otero se desordenaban. El rival, en cambio, salió con todo a buscar el partido, y a puro toque desniveló rápidamente el marcador: 2-0. Rápidamente Pitta metió mano en el banco para acomodarse, primero con el ingreso de Camblor por Aleidín, y luego con el ingreso de Perez Leiva para tomar el medio. Sin embargo, el recambio parecía no surtir efecto: el Violeta seguía perdido, impreciso, y el rival mostraba un despliegue enorme, en especial desde la conducción de su número 8, quien con su buena técnica desnivelaba permanentemente. Así, vino otro tifón sobre el área pittaluguense y el partido se escapaba: 4-0. Camblor salía para darle lugar a Rabachini y Otero le dejaba su lugar a Acebey, y el equipo comenzó a acomodarse. Recuperó la pelota, empezó a crear peligro y llegó al descuento con un terrible remate de Ferrentino: 1-4. El envión, no obstante, parecía detenerse ante una nueva conquista del equipo de Pompeya, que estiraba nuevamente la ventaja a cuatro. Antes del final de la primera mitad habría tiempo para una conquista más del Violeta, de la mano de Perez Leiva tras una buena jugada de Rabachini. Las caras no eran las mejores en el entretiempo, ya que la diferencia parecía inalcanzable de acuerdo con lo mostrado en los primeros 20 minutos. Pero teniendo como antecedente casos iguales en su contra, sabían que se podía dar vuelta la historia. Con esa ilusión como estandarte, salieron al segundo tiempo decididos a enterrar todos los fantasmas, sacarse la mufa, y darle vida al sueño Violeta. Reingresaron Camblor y Acebey, y en la primera pelota del segundo tiempo se encargaron de elaborar el rápido descuento, convertido por la "joyita" Perez Leiva. Esto motivó aun más a los jugadores de Pitta, que con el correr de los minutos iban siendo verdaderos gladiadores. El rival mostró las consecuencias del gran desgaste, la defensa Violeta bajó la cortina, y con la pelota en sus pies, la dupla de Perez Leiva y Camblor comenzó a encontrarse, y la diferencia que quedaba en el marcador desapareció en cuestión de minutos: otro tanto de Perez Leiva y dos de Camblor ponían las cosas 6-5. Nadie podía creer lo que pasaba: los contrarios, porque venían jugando en gran nivel; los propios, porque minutos antes todo era desesperación y porque el team venía mufado; y la hinchada rival, que estaba pasmada. No obstante, Pompeya no bajaba los brazos, y volvía a la carga, llegando rápidamente al empate en 6. El partido se cargaba cada vez con mas nerviosismo y tensión, y Pitta, que cada vez sabe más de eso, pareció estar mejor preparado, mientras que los rivales se llenaron de gritos, faltas e imprecisiones. Llegó el séptimo del Violeta (cuando no, Perez Leiva), que se ilusionaba cada vez más con el triunfo, pero una vez más cedía la ventaja y volvía el empate. Era una batalla impresionante, ambos equipos iban con el corazón porque las piernas, devoradas por los nervios, cada vez respondían menos. Hasta que a cuatro minutos del final llegó un tiro libre inmejorable para Pitta. Perez Leiva se dispuso a tirarlo, Ferrentino se colocó en la barrera, y una vez más esa jugada que ya lleva impresa el sello del equipo fue efectiva: 8-7 y otra vez la locura en el sector Violeta. Había que aguantar un poco más, y allí se plantó la titánica defensa del Violeta, con un Ferrentino en gran nivel, Acebey despejando a lo loco y Paradela dejando la vida en cada cruce. El corazón no aguantaba más, las balas pasaban cerca, y tras la última chance del rival, Pitta terminaría el partido con una gran definición de Perez Leiva para sellar el 9-7 y desatar toda la emoción de un equipo que venía soportando reveses muy grandes, un equipo que mantiene vivo su sueño de pelear arriba y que volvió a demostrar todo su coraje, ante la mirada de mucha gente que se acerco a ver los instantes finales de este partido infartante.
Los Jugadores:
Paradela, ahora como único arquero, estuvo al son del equipo: flojo al principio y gigante en el final. Cuando hubo que bancar el resultado, sacó pelotas determinantes.
¿Tres son multitud? No, sino pregúntenle a los encargados de defender, quienes fueron rotando: Ferrentino fue el mejor del fondo, volviendo a la posición que mejor le sienta. Metió, raspó, hizo un golazo y corrió todo, como hace rato no se lo veía. Acebey no se adaptó al juego en la mitad de la cancha, pero cuando volvió a ocupar la defensa apareció en su mejor versión, sacrificándose en cada cruce. Estuvo muy cerca de convertir. Otero tuvo una tarde con menos patadas pero no con menos corazón. Empujó desde el fondo y fue otra vez pieza clave a la hora de aguantar.
Camblor tuvo pocos minutos en el primer tiempo, ya que no mostraba un buen nivel. Reapareció en el complemento y se asoció de gran manera con Perez Leiva para dar vuelta la historia: dos goles y dos asistencias. En el final, aguantó como todos.
Perez Leiva fue, una vez más, la joyita del equipo en el ataque. Después de un primer tiempo donde pesó poco, en el complemento se contagió del fervor general, se juntó con Camblor y explotó: 6 goles y 2 asistencias. Fue la figura oficial del encuentro.
Aleidín jugó solo los 5 minutos iniciales, ya que quiso salir y luego no volvió a entrar. Poco se puede decir, pero hizo su aporte con un par de chances de gol.
Rabachini habrá contabilizado unos 10 o 15 minutos aproximadamente. Lejos del gol, aportó mucho a la hora de la marca y, tirado por las puntas, inventó una linda asistencia para Perez Leiva.
El Réferi:
No inclinó la cancha. Se equivocó parejo, dejando pasar faltas claras o cobrando otras dudosas para ambos equipos, pero no demasiado. La más dudosa fue en el PT, cuando Otero fue cortado en el medio con falta bastante clara y el rival convirtió uno de sus tantos.
Se viene una semana de descanso para el equipo, quien el próximo domingo tendrá fecha libre. Pasada la euforia y la emoción, en unos días ya pondrá su mente en el match frente a Los Canallas, en horario a confirmar, para seguir vivo en el torneo.